La Biblia debe ser bien interpretada

Publicado en por Luis Alberto Veloz

Hay que tener cuidado cuando se lee la biblia para refutar propuestas científicas. El interpretar la Biblia espiritual y científicamente, se puede expresar, en franca oposición a muchos científicos que la biblia es la verdad absoluta mientras que la verdad relativa sólo existe en la ciencia, ya que en ella siempre  será revelada una pequeña parte de la totalidad de las cosas, la misma Biblia dice; que toda ella es "Inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia…" 2 Timoteo 3:16”. A los científicos les ha tomado miles de años de investigación para darse cuenta de que lo que recién descubren ya se encuentra registrado en la Biblia. El Dr. Nelson Glueck, autoridad moderna sobre Arqueología israelita, ha dicho:

“…una justa evaluación de las descripciones bíblicas han conducido frecuentemente a asombrosos descubrimientos".

        

 

     Asimismo, Morris y Clark (1987), manifiestan que asombrosas evidencias de inspiración divina se encuentran en el hecho que muchos de los principios de la ciencia moderna fueron registrados como acontecimientos de la naturaleza en la Biblia, mucho antes que los científicos los confirmaran experimentalmente. Un ejemplo de éstos incluiría:

·         La redondez de la tierra, (Isaías 40,22)

  • La casi infinita extensión del universo sideral, (Isaías 55,9)
  • La ley de la conservación de la masa y de la energía, (II Pedro 3,7)
  • El ciclo hidrológico, (Eclesiastés 1,7)
  • El vasto número de estrellas, (Jeremías 33,22)
  • La ley de la creciente entropía, (Salmo 102, 25-27)
  • La primordial importancia de la sangre en el proceso vital, (Levítico 17,11)
  • La circulación atmosférica, (Eclesiastés 1,6)
  • El campo gravitacional, (Job 26,7), entre  otros.

    

     Desde luego que estos ejemplos no han sido expuestos en lenguaje técnico de la ciencia moderna, sino en términos del mundo elemental de la experiencia cotidiana del hombre; sin embargo, todos ellos están completamente de acuerdo con los hechos científicos más modernos. Es también significativo que jamás ha sido demostrado un error real en la Biblia, en ciencia, en historia, o en algún otro argumento. Desde luego que ha habido muchos reclamos, pero los investigadores conservadores de la Biblia siempre han sido capaces de ofrecer soluciones razonables a tales problemas.

 

     Al comparar estas evidencias, Alonso (2009), expresa que Galileo no fue, como tantas veces se afirma, el resultado de un conflicto entre la ciencia y la fe, sino más bien, como se puede ver la consecuencia de un debate interno entre los católicos sobre el modo de encarar las implicaciones religiosas de la naciente ciencia natural.

    

     En relación con estas implicaciones, Galileo (1564-1642), hizo públicos sus extraordinarios descubrimientos obtenidos con el telescopio en su obra “Nuncio Sidereo”, que le proporcionó una fama inmediata pero que a el postre le acarreó la hostilidad de los teólogos y los astrónomos aristotélicos. Regresó a la Toscana bajo la protección del gran duque Cosme de Médicis, y en 1613 escribió las “demostraciones en torno a las manchas solares” en lengua vulgar, para obtener el consenso en todos los ámbitos, e inicio una obra de propaganda de las teorías astronómicas copernicanas, esta actividad, en particular las cuatro cartas abiertas dirigidas a Benetto Castelli sobre las “relaciones entre ciencia y fe, provocaron la denuncia al obispo y la solemne amonestación del Cardenal Bellarmino. En 1623 escribió “Il. Saggiatore” y en 1623, después de la elección del nuevo papa Urbano VIII el “Diálogo  sobre los dos máximos sistemas del mundo”. Fue de nuevo convocado por la inquisición y  obligado a abjurar. Fue retenido en confinamiento en Villa Médicis y luego en la aldea de Arcetri, donde escribió su última obra,”los Discursos y demostraciones matemáticas en torno a dos nuevas ciencias” publicadas en 1638.  Muere irremediablemente en la hoguera.

 

     Taghiola y Guerra (2009), en entrevista informal, expresan que la Biblia contiene la verdad absoluta por lo cual es un libro excelente y está escrito por inspiración de Dios, el cual ha encaminado y dirigido particularmente a sus escritores. Para entender la Biblia sólo se necesita que el Espíritu Santo more en los que la lean. Con respecto, a la relación con la ciencia la biblia no niega en ninguno de sus escritos que se practique la ciencia. Dejan claro en la biblia en “Dn 12: 4”, no se pueden cerrar las palabras  que se encuentran escritas en la Biblia y estas deben interpretarse espiritualmente, mientras que la ciencia la gente camina sin rumbo fijo y por supuesto la misma aumentará.

 

     En resumen,  no conviene que haya  diferencias entre el mensaje de los profetas y la investigación científica, ya que tanto la Biblia como la naturaleza son obra del propio creador. Para  entender la Biblia debería tomarse en cuenta el nivel cultural de los interlocutores. De lo que se desprende que las sagradas escrituras deben ser oportunamente interpretadas.

 

 

 

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